domingo, 3 de octubre de 2010

PESITO, el leoncito comerciante.

Cuento de Héctor Germán Oesterheld. Colección Mis Animalitos. Argentina.

Pesito era un leoncito que se hizo una casita toda pintada de azul, con ventanas amarillas y techo rojo.
Tan linda era la casita que Pesito pensó: “La voy a vender y con las moneditas que me den, me compraré un palacio”

Pero nadie tenía moneditas en la selva. Entonces Pesito cambió la casita por un violín. -Tocaré músicas lindas –dijo Pesito-, y me regalarán cosas que cambiaré por un palacio. Pero tocó tan mal que todos le tiraron zapatos.

Cansado de tanto zapatazo, Pesito cambió el violín por un auto muy viejo.
-Le pondré una banderita y será un taxímetro.
Llevaré a la escuela a los animalitos, y ganaré muchas moneditas para comprarme un palacio.

Pero Pesito se había olvidado que en la selva no había moneditas, y claro, tuvo que cambiar el autito por una cocina. En la cocina, se puso a cocinar cosas ricas, y puso una confitería y hubo una fiesta al empezar a vender.

Pero otra vez lo mismo: no había moneditas, y nadie pudo pagarle ni siquiera la esquina de una galletita. Y pesito cambió la cocina por una caja de pintura. Esta vez no iba a olvidar que en la selva no había moneditas…

Y puso un gran letrero que decía: “Pinto retrato lindo a cambio de palacio lindo”.
Y apareció una señora elefanta y le dijo: -Estoy conforme con el precio. Si me hace un retrato lindo, le daré un palacio lindo.

Entonces Pesito pensó: “¡Por fin hice las cosas bien!”
Y Pesito pintó a la señora elefanta y le salió muy bien. Tan pero tan bien, que la señora elefanta le dio el palacio.

Y el palacio era nada menos que la casita pintada de azul, con ventanas amarillas y techo rojo que Pesito cambiara por un violín.
Muy contento quedó Pesito. Y con razón, porque es un gran comerciante, ¿verdad?